En más de una oportunidad (que yo recuerde, acá y allá), linkeé el excelente laburo de Chempes con sus hormiguitas. Dibujadas sobre hojas de carpeta Rivadavia, pensadas para Facebook, con citas sugestivas aparecían cada mañana, de lunes a viernes, desde principios de año. Y de tanto en tanto, como yapa, surgían hormiguitas viajeras por la ciudad, en paredes compartidas y eventos del palo.
Aquellos links ya no funcionan: las imágenes ya no están en Facebook, y el Chempes tampoco, porque la red tiene dueños, sus propios fines y sus propias reglas. Pero ellas siempre encuentran un huequitos y reconstruyen el hormiguero. Aquí va, pues, el nuevo link y un abrazo blasfemo que certifica ese documento, esa identidad, la que uno construye haciendo, la única que vale.
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Hace 5 horas
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