lunes, 12 de octubre de 2009

Noticia de un secuestro

Fueron vejados, esclavizados, desterrados, fusilados, desaparecidos, expuestos en museos y mega-exposiciones como trofeos de guerra. En París y también en nuestra ciudad, donde se conservan restos humanos del genocidio. Esta historia silenciada sobre el arrasamiento de los pueblos fueguinos –similar a la de otras comunidades originarias- no logra explicarse como una “cosa de época”. Y menos aún se justifica que hoy, más de un siglo después, el abuso continúe...

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Leer nota (publicada en la última edición de La Pulseada)

FOTO: Maish Kenzis, joven yamana esclavizado en el Museo de La Plata que, tras su muerte, pasó más de un siglo exhibido en una vitrina. En algún cajón de la institución platense está el reclamo de restitución de sus restos a las tierras del sur que nació.

(FOTO ARCHIVO GRUPO GUIAS)

domingo, 11 de octubre de 2009

Demoliendo teles en General Roca

Las Jornadas Nacionales de Estudiantes de Comunicación "Demoliendo teles" se realizarán el 15, 16 y 17 de octubre de 2009 en la Universidad Nacional del Comahue. "Comunicación, Política, Subjetividad y Poder" son los ejes centrales del encuentro.
Han organizado mesas sobre:
>> Trabajadores/as de prensa
>> Arte, contracultura y cultura popular
>> Comunicación y género
>> Medios Alternativos
>> Radios Comunitarias
>> Software libre y Propiedad intelectual
>> El cine como herramienta política
>> La criminalización como política de Estado
>> La comunicación como herramienta de organización
>> Ley de radiodifusión
>> Comunicación mega-minería y lucha medio-ambiental.
>> La coyuntura política
>> Planes de estudio y carreras de comunicación
>> Mesa Especial: "50 años de Prensa Latina y la Revolución cubana"

La dinámica del Demoliendo Teles consiste en paneles sobre diversas áreas temáticas, en los que expositores/as abren el debate acerca las perspectivas existentes dentro del campo comunicacional. Una de las particularidades de estas Jornadas reviste en que son organizadas “por y para estudiantes”, con el objetivo de fomentar el análisis de la cotidianeidad desde un paradigma crítico, poniendo siempre el eje en la transformación social.
Otro rasgo característico es la participación, como protagonistas (expositores, talleristas, etc.), de diferentes actores/as sociales que han logrado materializar este paradigma antes mencionado y se han transformado en multiplicadores/as de experiencias alternativas y de resistencia. La gran diferencia con respecto a otros eventos de similares características es la decisión no sólo priorizar el tiempo para las exposiciones, sino, fundamentalmente, fomentar el debate y permitir la participación de quienes asisten al encuentro, no como merxs espectadorxs de un Reality Show, sino como protagonistas. (Del texto de la convocatoria)

sábado, 10 de octubre de 2009

Calles


Calles que vieron a mis sombras deambulando
creciendo a tumbos entre viejos tangos
y músicas que hablaban de banderas

Calles que vieron a mi frente despertando

entre un clamor de fábricas y esquinas

Siempre, por siempre yo querré estas viejas calles
teñidas de color de pueblo
que dieron a mi alma este fervor

Calles que añejan o sepultan esperanzas
me quieren despertar doliendo
y yo porfiado les devuelvo sueños

Años de historia transitada a contramano
errada por las piedras del suburbio
y recogida en mi por estas calles

Donde mi canto se confunde en otros cantos
que quieren florecer de muy abajo...

Siempre, por siempre yo querés estas viajes calles
teñidas de color de pueblo
que dieron a mi alma este fervor

Calles que añejan o sepultan esperanzas
Me quieren despertar doliendo
Y yo porfiado les devuelvo sueños



Llamado a la solidaridad. Y al azar.

Este tema debe tener unas tres o cuatro décadas. Estaba en un cassette añejo resguardado por un amigo, aunque todo indica que viene de un vinilo, que está bajado de disco a cinta. Hace un tiempo quisimos encontrarlo digitalizado. No hay rastros. Ni siquiera la letra está en la web.
Pasado el motivo de la búsqueda, me queda la curiosidad de saber cómo se llama la canción, de quién es, cuándo se grabó. Se sospecha de un conjunto uruguayo llamado "Los que van cantando" o "Los que vienen cantando", pero tampoco con esas palabras tuve suerte en Google.
En fin, dejo acá la incógnita. Quizá en unos años llegue a esta notita alguien que, como yo, crea que en la internet puede encontrarlo.

miércoles, 7 de octubre de 2009

¿Cuestión de época?

“Lo más desgraciado de esta historia es que se trata de una actitud que busca el justificativo de ´la época´. Hace pocos años, en 1989, cuando los descendientes y la tribu del cacique Inacayal solicitaron a las autoridades del Museo de La Plata la devolución de sus restos (...) hubo investigadores y profesores de esa casa de estudios que se opusieron en nombre de la ´ciencia´, porque el Museo no podía sentar el precedente de desprenderse de ´piezas´ de sus colecciones”, dice el prestigioso científico Alberto Rex González al prologar un libro que resume la historia de los pueblos indígenas que habitan o habitaron el suelo “argentino”: Nuestros paisanos los indios (Emecé, varias ediciones), de Carlos Martínez Sarasola.
Ese título recupera las palabras utilizadas por José de San Martín en 1819. En más de una oportunidad ese prócer nacional se refirió a los indígenas como “los dueños” de las tierras del país.
Entre el centenar de firmas de la petición que el 25 de mayo de 1810 constituyó el Primer Gobierno Patrio, figuran las de dos caciques. En enero de 1811, la Junta afirmó que “conforme a los principios de humanidad” esperaba “recoger la dulce consolación de ver salir a los indios de su oscuro abatimiento...”. Y en los primeros años de vida autónoma hubo todo tipo de disposiciones para reparar la situación de las comunidades. El objetivo estratégico era sumarlas a la causa, algo que no parece lógico si realmente se creía que no eran más que animales.
En febrero, el vocal Juan José Castelli dirigió una proclama a los pueblos de Tahuantinsuyo: “¿No es verdad que siempre habéis sido mirados como esclavos, y tratados con el mayor ultraje, sin más derecho que la fuerza, ni más crimen que habitar vuestra propia patria?”. Meses más tarde, en el aniversario de la revolución, realizó un homenaje a los incas ante las ruinas de Tiawanaco (Bolivia), invitando a las comunidades vecinas y proclamando la “unión fraternal para liberar América”. Su discurso fue traducido al quechua y al aymará.
El guiño a los pueblos originarios también fue plasmado en la Marcha Patriótica que la Asamblea de 1813 convertiría en himno oficial: “Se conmueven del Inca las tumbas / y en sus huesos revive el ardor / lo que ve renovado a sus hijos / de la Patria el antiguo esplendor”, reza una de las estrofas. Este fragmento fue cercenado de la versión que actualmente cantamos por un decreto del Poder Ejecutivo de 1900, durante la presidencia de Julio Roca.
“Los verdaderos forjadores de la Argentina pensaban en el conjunto de la sociedad”, apunta Martínez Sarasola: “el 9 de julio de 1816, aquellos patriotas, o al menos algunos, deseaban que los alcances de la independencia fueran conocidos por todos los habitantes de este suelo. Por ello la proclama se promulga en castellano y en otros tres idiomas, que no serán inglés, francés ni alemán, sino quechua, aymurá y guaraní”.
Con esas muestras, queda claro que negar la humanidad de los indígenas -como se hizo a fines siglo- no fue mera “cuestión de época” sino una operación ideológica, bien satisfactoria para los sectores dominantes de la sociedad. Hacia 1870 ganaron terreno posturas que, contra los intentos de integración y convivencia, propugnaban un exterminio liso y llano de las otras “razas”.
“La oligarquía naciente hace suya la ideología del progreso, del orden y de la superioridad de unos hombres sobre otros”, explica Martínez Sarasola. “Los unos son ellos, los otros los indígenas. También en su momento lo habían sido los gauchos. O los negros. En realidad los ´otros´ son aquellos que no participan de las pautas culturales” que llegan “de los centros ´blancos´ que en su expansión dominan al resto del mundo...”
A su vez, en Europa tampoco había absoluto consenso. “Yo considero un escándalo que se permita que estas pobres criaturas sean sacadas de su patria y llevadas a este país, donde es casi seguro que se enfermarán”, afirmó el médico encargado de atender a la fueguina que murió en Londres. La South American Missionary reclamó internacionalmente por el caso. Antes, tras la exhibición de 1881, el capitán francés Louis Martial, había objetado en Argentina “la profana exhibición de los Alaculoof (sic) en París”.
El que propugnaba una “solución final” al problema indígena era entonces un modelo de Nación, con promotores y detractores. Desde el ascenso de Roca –acaso su máximo representante-, las sucesivas acciones militares dejaron miles y miles de muertos. Otros tantos fueron confinados en verdaderos campos de concentración -en Retiro o la Isla Martín García, donde las epidemias hicieron estragos- o usados como mano de obra esclava en obrajes, ingenios, algodonales y casas de familias acomodadas.
En 1888 un diario porteño, El Nacional, criticaba lo “inhumano” de las escenas registradas poco antes: “se le quitaba a las madres sus hijos, para en su presencia y sin piedad, regalarlos, a pesar de los gritos, los alaridos y las súplicas que hincadas y con los brazos al cielo dirían (...) Llegaba un carruaje a aquel mercado humano, situado generalmente en el Retiro, y todos los que lloraban su cruel cautiverio temblaban de espanto (…) Toda la indiada se amontonaba, pretendiendo defenderse los unos a los otros...”
“Esa actitud es todo un modelo social, cultural, económico”, insiste Martínez Sarasola: “Un modelo del desprecio que triunfó en nuestro país y cuyas bases de sustentación son la intolerancia, la injusticia y la violencia”. Quizá sea ilustrativo apuntar que leyes posteriores a la autodenominada Conquista del Desierto enajenaron unas 34 millones de hectáreas. Sólo 24 personas obtuvieron parcelas que oscilaron entre las 200 y las 650 mil hectáreas. En ese reparto intervenía el lobby de la Sociedad Rural Argentina. Aquella ignominia fue mucho más que un “hábito de época”.
  • Este texto aparece junto al artículo "Historia de un secuestro", en La Pulseada N° 74, octubre de 2009.
FOTO Una de las familias "donadas" por el coronel,
en la Exposición Nacional de Buenos Aires, fotografiadas
por Lehmann Nietsche (ARCHIVO GRUPO GUIAS)

lunes, 5 de octubre de 2009

«Ley de Medios»: Declaración de la Red Nacional de Investigadores en Comunicación

La superación de la legislación sobre radiodifusión originada en la última dictadura es un debate y una lucha de larga data que ha convocado a muchos sectores en los últimos años.
En la actual coyuntura, en la que el Congreso Nacional debate un proyecto de ley de servicios de comunicación audiovisual, creemos necesario intervenir para:
- reivindicar el consenso logrado a lo largo de los años por decenas de organizaciones sociales, políticas, religiosas, de derechos humanos, sindicatos y universidades públicas a las que pertenecemos, en torno a lo que se conoce como los “21 puntos” de la Coalición por una Radiodifusión Democrática, que promueven políticas antimonopólicas y favorables a los espacios de comunicación pública y comunitaria;
- valorar el proceso de discusión con la sociedad civil a través de foros públicos realizados en las distintas provincias del país; y
- manifestar nuestra preocupación y rechazo por la alevosa manipulación de la información que vienen realizando los medios pertenecientes a los grandes grupos económicos que concentran la producción de contenidos.
A partir de esas coincidencias, la asamblea de la Red Nacional de Investigadores en Comunicación, reunida en la ciudad de San Luis, expresa su compromiso con toda política que promueva una comunicación democrática y horizontal, federal y pluralista, que son precisamente los principios que identifican a este espacio de intercambio construido durante 14 años.
San Luis, 3 de octubre de 2009

sábado, 3 de octubre de 2009

Ignorantes

En abril de 2008, La Pulseada publicó un artículo donde comentaba el hallazgo en el Museo platense de algunos cajones con cruces esvásticas. Tras presentar el contexto en que fueron encontrados –eran utilizados para guardar restos humanos-, la revista explicaba que no tenían ningún vínculo con el nazismo. La imagen de la esvástica –invertida respecto a la utilizada por los seguidores de Hitler- era el logotipo de una marca de combustibles, en un tiempo previo. Aclarado el asunto, intentaba responder por qué, de todos modos, en los pasillos del Museo aquellos eran nombrados como “los cajones nazis”.
Dos historias silenciadas daban cabida a esa sospecha. Primero, la vinculación con Alemania de Robert Lehmann Nitsche -director por más de 30 años de la sección Antropología-, de quien se supone que trabajó al servicio de las SS nazis. Luego, la designación como profesor en 1957 del austriaco Oswald Menghin, quien había servido al hitlerismo como Ministro de Educación de su país durante la anexión. Referente de una escuela intelectual retrógrada, utilizó prisioneros del régimen como mano de obra esclava en excavaciones para su Instituto de Prehistoria.
El primer domingo de mayo, entrevistados especialmente en Crítica de la Argentina, dos referentes del Museo respondieron a nuestra publicación. Hablaban de “ignorancia”, de una “campaña infundada” y de “difamación gratuita”. Sin embargo, parecía que no hubieran leído el artículo cuestionado. Se dedicaban a aclarar la diferencia entre una “esvástica sinistrógira” y una “esvástica dextrógira”, como si la filiación nazi de los cajones no hubiera sido negada desde un principio. Por el contrario, ni una palabra decían sobre las historias de Lehmann Nietsche y Menghin. Todavía hoy, un aula de la Facultad de Ciencias Naturales lleva el nombre del racista austriaco.
Para descalificar a La Pulseada, el jefe del Departamento de Arqueología Rodolfo Raffino no tuvo mejor idea que declarar: “Las acusaciones seguramente provienen de sectores que apoyan a las comunidades indígenas”. Amén.
  • Este texto aparece como recuadro en artículo titulado "Historia de un secuestro", que saldrá publicado en La Pulseada de este mes (N° 74), donde dedicamos varias notas a problemáticas de los pueblos originarios (y de todos). Pronto en la calle y, en el futuro, más en este blog blasfemo.
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