lunes, 24 de agosto de 2015

REVCOM: Tiempos de institucionalización

Al fin, tenemos REVCOM. Una revista de comunicación y ciencias sociales. Otra, podrán decir. ¿Por qué persistir en esta apuesta, en un escenario de proliferación de revistas científicas y académicas? Porque REVCOM no es cualquier publicación de investigación en comunicación. No es la revista de un centro de investigación, de un instituto, de una carrera o una facultad. Es la revista de las carreras y facultades de comunicación social y periodismo. Es un punto de llegada al que arribamos tras casi dos décadas de construcción de una red que hoy conformamos 25 universidades de todo el país. Es la cristalización de debates de largo aliento que venimos sosteniendo sobre políticas académicas, de investigación y de extensión; sobre la incidencia social de nuestras intervenciones; sobre la necesidad de discutir jerarquías que marginan algunos campos de conocimiento a la hora de otorgar categorías y presupuestos.
REVCOM es entonces, también, una revista política. Es fruto del trabajo articulado, solidario y federal de quienes nos nucleamos en la Red de Carreras de Comunicación Social y Periodismo de Argentina, que hoy celebra su décimo séptimo Congreso pero cuya actividad, además, no se acota a la organización de un encuentro nacional una vez por año. A lo largo de estos años la Red ha planteado intervenciones políticas desde su campo específico. En 2013 se presentó ante la Corte Suprema de la Nación como Amicus Curiae para defender la plena vigencia de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Articuló el trabajo en las “mesas nacionales” y realizó decenas de encuentros de cátedras y equipos docentes con un carácter federal. Todas estas actividades son parte de un proceso en el que hemos hablado mucho de institucionalización.
Esa institucionalización es, en nuestro caso, la construcción de una trama organizativa que proyecta, enriquece y da continuidad a nuestros intercambios, sin aplacar la potencia creativa de nuestro campo. Es esa voluntad de tejer redes que se inscribe en la mejor tradición crítica de la comunicación latinoamericana, una matriz de pensamiento y de acción que se expresa en estas páginas.
La revista está organizada en tres espacios: un Dossier temático, un espacio de contribuciones abierto a distintos tópicos y finalmente la sección Encuentros, destinada a recuperar diálogos fructíferos que se produjeron en el marco de congresos y jornadas de la REDCOM.
En este número inaugural, el Dossier está dedicado a la “Historia e Institucionalización de los estudios en comunicación” y cuenta con el aporte de cuatro queridos colegas que nos ayudan a pensar el tema desde diferentes perspectivas y experiencias.
En primer lugar, Nancy Díaz Larrañaga nos presenta un escenario de “legitimación social, académica y profesional” de la comunicación, a partir de la interpretación de “una compleja trama que articula la formación, la investigación, la extensión, la gestión, la comunicación pública de la ciencia, la profesión, las redes académicas, los medios, la política y las políticas públicas, entre otros”.
En ese proceso se advierte una paradoja constitutiva de los debates sobre lo disciplinar: una tensión entre la necesidad de reconocimiento institucional de la comunicación como área del saber -que implica, entre otras cuestiones, la justa demanda de evaluación por pares- y el cotidiano estallamiento de las fronteras disciplinares en las prácticas concretas de investigación. Este “juego de apertura y cierre” diagnostica el momento en el que se encuentra la comunicación en América Latina, a la que frecuentemente definimos como “campo”.
El aporte de Luis Sandoval, en tanto, ayuda a pensar esa noción que como bien señala no proviene de la epistemología, sino de la sociología de la ciencia: “por eso afirmar que la comunicación es un ´campo´ implica una definición de la especificidad de los estudios de comunicación por vía de condiciones sociales e institucionales”, y es en ese sentido anti-esencialista. Por otra parte, señala que al debatir sobre la cientificidad de la comunicación no debemos retroceder hacia una epistemología nomotética -que pretende leyes generales-, propia de una época que ha quedado en el pasado incluso para los campos disciplinares “clásicos” de las ciencias sociales.
Por último, el artículo de Alejandra Cebrelli y Víctor Arancibia contribuye a pensar los contextos institucionales, esa dimensión pocas veces atendida que implica la constitución de un campo. Desde la Universidad Nacional de Salta dan cuenta de la experiencia de creación y desarrollo de una carrera que está por cumplir diez años. Resulta muy interesante el relato sobre la “puja distributiva” que se abrió, al interior de una facultad de humanidades típica, a partir de la aparición de la joven carrera: una puja económica y espacial pero sobre todo simbólica, a partir de la búsqueda de validación de otros modos de producción de conocimiento.
Porque si la comunicación se sitúa, como gustaba decir a Aníbal Ford, en las orillas de la ciencia, también es cierta su condición orillera de otros campos, como el del arte y la política. En esas tensiones se inscribe esta historia, a la que dedicamos también la sección Encuentros al publicar el conversatorio entre Armand Mattelart y Héctor Schmucler realizado hace tres años en el Congreso que tuvo sede en la Universidad Nacional de Quilmes. Al reflexionar sobre cuatro décadas de aportes al campo, estos referentes reconocen que fue precisamente “la entrada de la política” la que introdujo “preguntas totalmente nuevas” que signaron el debate de la comunicación en América Latina cuando en la región no existían más que “escuelas de periodismo”. En el mismo sentido de recuperación histórica de una tradición crítica, incluimos en esta sección editorial de REVCOM un homenaje a Luis Ramiro Beltrán, fallecido en su Bolivia natal el mes pasado. Beltrán, que solía decir que se ganaba la vida “como un artista de la comunicación, no como un científico", fue quien forjó el concepto de políticas nacionales de comunicación, muy trabajado en los estudios latinoamericanos.
La sección abierta a contribuciones, finalmente, da cuenta de la diversidad temática de este campo que hoy caracterizamos por su conformación transdisciplinar y su cristalización institucional: va de las representaciones e imaginarios sociales en las telenovelas a la conformación de sistema audiovisual; del derecho de la comunicación a las formas de aparición de lo político en redes sociales o al “periodismo de integración”. Los artículos publicados son el resultado de una convocatoria evaluada por investigadores e investigadoras de 17 universidades nacionales, todas integrantes de la REDCOM.
Sin dudas, el trabajo articulado y en red ha sido el motor de la institucionalización de nuestro campo, y es lo que buscamos expresar en estas páginas. No queda entonces más que agradecer a los protagonistas de ese esfuerzo colectivo: en primer lugar a Beatriz Alem, la gran impulsora de esta revista; al Comité Editorial por sus cotidianos aportes; a los prestigiosos académicos que aceptaron formar el Comité Científico externo; a todas y todos los colegas que intervinieron como evaluadores y correctores de estilo; a las carreras de La Matanza y Tartagal por el diseño del logo y la tapa -respectivamente- y a la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata por el soporte técnico para el desarrollo de esta revista, que esperamos sea un hito más de la historia y de la institucionalización del campo de estudios en comunicación.

Editorial del #1 de la revista de la Red de Carreras de 
Comunicación Social y Periodismo de Argentina (REDCOM)
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