miércoles, 18 de marzo de 2009

Kirchneristas coyunturales, al Teatro

Me acuerdo de mi viejo, una vez, en el programa de Fernando Bravo. Yo era chiquito. La tele tenía nueve o diez botones para elegir canales –no se usaban todos- y había que sostenerlos con un escarbadientes. Papá, con camisa y saco, estaba adentro de la caja luminosa.
También me acuerdo de la sigla, FOSMO, y de la paciencia con que diseñaban los carteles en un tiempo sin computadoras. Quizás haya sido la primera forma de militancia que conocí en mi familia, que todavía estaba exiliada en Quilmes, donde nací: el Frente Opositor al Servicio Militar Obligatorio.
Más cerca en el tiempo, me acuerdo haber hecho entre amigos el ejercicio de indagar qué cosa buena rescataban del gobierno de Menem. Era una pregunta provocativa. El menemato fue tan nefasto que resulta difícil identificar algo positivo en el período. Por mi parte, tenía una respuesta preparada: la suspensión de la colimba. Claro, Menem la hizo obligado por las circunstancias, tras el asesinato del soldado Carrasco en un cuartel de Zapala. Pero al fin y al cabo, es algo que cambió para bien y ocurrió en los noventa.
A veces nos olvidamos de esos años. El remate de todo, los indultos, los descuentos a los jubilados, tanta hijaputez. Los guiños a los militares. Ejemplifico con una historia olvidada: en octubre de 1990, el Congreso aprobó eximir del servicio militar a los hijos de desaparecidos. Sin embargo, el entonces vicepresidente Eduardo Duhalde (con Menem de viaje) vetó la ley. Respondía a reclamos castrenses, que se quejaban de que la medida “favorecería a los posibles seguidores del bando perdedor en la lucha antisubversiva” y adjudicaba las desapariciones forzadas al “accionar del personal militar, sin haber probado fehacientemente tal hecho”. No podemos negar que en algo avanzamos. Tal es así que cuando cumplí 18 el asunto me pasó desapercibido: no tuve que escuchar temblando un sorteo por radio, ni fraguar certificados médicos, ni hacerme pasar por loco como Charly García. Era pelado por elección y no por haber zafado.
¿A qué viene todo esto? Esta mañana leí el último exabrupto de Susana Gímenez: “la vuelta de la colimba sería una solución para un montón de chicos de esa edad, que les enseñaría cosas, los sacaría de la calle”. Eso dijo ayer la diva del menemismo devenida en líder de la lucha contra la inseguridad. Pero ojo: no se trata de descalificar a la persona, sino a la propuesta. Además Susana es apenas un botón de muestra de un clasismo asqueroso que estos días parece bastante extendido.
O no. No del todo. Susana no es sólo una mujer de clase alta llena de prejuicios. Susana también es comunicadora, es parte de la escena mediática que forjó un decreto de la dictadura que en democracia sólo se tocó para empeorarlo: Menem eliminó el artículo que no permitía a los propietarios de medios gráficos manejar canales de televisión y evitaba la formación de multimedios que acumularan demasiado poder.
Hoy las comunicaciones están concentradas en un grupito de empresas privadas, con fines de lucro e intereses diversificados. Criminalizan la pobreza y banalizan el debate público. Operan. Manipulan. Silencian.
Qué curioso, en estos días son dos figuras emblemáticas de ese negocio, Susana Gimenez y Marcelo Tinelli, las que fogonean el reclamo “contra la inseguridad”. Antes eran familiares movidos por la bronca y el dolor, ya fueran empresarios con títulos truchos o madres con un poco más de ética. Tenían prejuicios similares, pero ante todo se equivocaban en creer que la condición de víctimas los hacía especialistas en seguridad y que el dolor podía estar en los fundamentos de una ley. Ya no es el caso. El conductor de Videomatch, empresario de los medios, sabe lo que hace.
Hoy a las 18 la cosa va a estar movida. En el Teatro Argentino de La Plata el gobierno va a presentar un anteproyecto de ley de servicios audiovisuales, esa gran deuda de la democracia. Dicen que recupera los 21 puntos de la Coalición por una Radiodifusión Democrática, y que habrá un período de debate con las organizaciones. Al mismo tiempo, en varias plazas habrá Marchas por la Seguridad, bandera que aglutina a una clase media que tiene tanto miedo como egoísmo. Y otros, lamentablemente menos, marcharán porque se cumplen dos años y medio de la desaparición de Jorge Julio López.
Esto último hace algo infeliz la convocatoria del gobierno. Igual fue la última vez que estuve en un acto de Cristina, hace nueve meses, cuando me alarmó el caceroleo garca de mis vecinos y un coro de editoriales golpistas que auguraban que Duhalde era una buena salida. En aquella oportunidad, en palabras graciosas pero no en broma, nos declarábamos parte de un Frente Nacional del Kirchnerismo Coyuntural. Lejos del fanatismo K, pero también lejos de quienes hablan de este gobierno como si fuera tan difícil enumerar cosas positivas.
Los puteamos a veces, sabemos sus límites, queremos más, pero frente a la Sociedad Rural no había dudas. Hoy tampoco. Por eso vamos al Teatro Argentino.
Está en juego el acceso a la palabra. Se viene la televisión digital, la Triple Play y quién sabe cuánta posibilidad de concentración de poder. La guerra con Clarín está desatada. Quizás piensen en pactar con Telefónica, sí, pero es más probable que lo hagan si están solos.
Digo que cada uno que acompañe como le salga. Pero acompañemos esto. Y preparémonos para descreer de lo que publiquen los medios, más que nunca. Porque este no es el gobierno que soñamos, pero en este momento la alternativa es la colimba y la pena de muerte.

11 comentarios:

  1. Hermano, me alegra el apoyo a Kristy. El enemigo está quemando todos sus cartuchos y muchos "progres" piden que se "bajen las retenciones a los empresarios", que "matengan la libertad de prensa", etc.
    No hay márgenes en nuestra sociedad como para no participar del debate.
    un fuerte abrzo
    Nico Damin

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Ufff! Es todo tan cierto, que es verdad, alarma.
    Te olvidaste de decir que en este momento se está discutiendo en el Congreso el adelantamiento de las elecciones, que todos los canales van a estar seguramente hasta hoy a la madrugada con eso...
    Y la gente, (digo: la gente de a pie, la del barrio, la que va al laburo todos los días,la que tiene hijos, los amigos, las suegras, en fin...) la mayoría piensa que lo que muestra la tele es "el tema importante".
    Entonces seguramente, mañana en la verdulería de la otra cuadra de casa, o en la casa de la señora de la ferretería van a estar protestando porque "la yegua" adelantó las elecciones. Ni hablar de la inseguridad, que ya está instalado como "el tema de la Argentina de hoy".

    ¿Quien va a hablar mañana en la verdulería, en la escuela, en el micro, en la plaza de lo que pase hoy en el Teatro Argentino y sus derivaciones? Pocos, por eso está bueno este post.

    Quizás sea eso -para anudar este tema con las entradas anteriores de este blog, que no comenté- lo que definitivamente nos diferencia de los cubanos. La capacidad, que ellos se ganaron a fuerza de sacrificio y carencias, de saber ver lo importante.

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  4. Nico, el apoyo no es Cristina, sino a que haya una ley de radiodifusión por la democracia. Y a que exista un Estado capaz de cobrar impuestos, etcétera, ojalá fueran mil los etcéteras.
    (Una disquisición para defender los principios del kirchnerismo coyuntural; más allá de eso, sé que estamos en la misma vereda).

    Nati, es cierto. Dicho sea de paso, ¿viste que los medios hablan del tema de las elecciones como si las hubieran suspendido?
    Ojalá conquistemos esa capacidad; sería una primera revolución, o el primer paso de algo que se construye todos los días.

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  5. La escucharon a Ana María Piccio? Habló bastante bien. Digo, ya que lamentablemente mucha "gente" considera a los personajes de la tele palabras autorizadas, está bueno un discurso más o menos copado. Y nefasto cómo los periodistas la querían hacer pisar el palito, con preguntas del estilo, "en este caso vos sos la víctima, no?"

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  6. adhiero 100 por 100 a tus palabras. Nos vemos esta tarde. Los gobiernos pasan, la ley queda. Esperemos que sea la mejor que se pueda sacar en este momento, ya que toda ley es una fotografía de la correlación de fuerzas de su época. Y sigamos organizándonos para no abonar más quejas de infantilismo izquierdista. Izquierda si, infantilismo, no. Verona

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  7. Es bueno entrar y poder leer esto. Sobre todo, si pienso en una conversación que tuve ayer con una mujer "x" (digo x, porque ni siquiera yo sé quién es). La señora me dijo que coincidía conmigo en varios puntos de los que hablamos y terminó su frase agregando que "en
    Argentina todo se piensa en términos binómicos". Y, aunque sea muy triste, es así. Ir al teatro te convierte en un ultrafanático kircherista, aunque estés lejos de serlo. No ir, se entiende como aliarse con la derecha.Y los del medio, minorías no homogéneas, quedamos afuera. ¿ Por qué nos quieren callar?
    Me duele mucho ver cómo tantas personas se llenan la boca hablando de la inseguridad, de la marcha de hoy... Cuántos facebooks nos invitaban a participar a las 18hs y bla, bla, bla. Ni siquiera esa página, que se declara una "herramienta social", me dejó publicar mi disgusto con la vuelta a la pena del Talión. Así que me quedé con las ganas de "compartir". Por suerte, lo pude hacer acá.

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  8. Un comentario desligado. En el debate del Congreso, acabo de escuchar la intervención de Nora Ginzburg. Sus palabras finales: "Este es el peor gobierno constitucional que he vivido, incluido el de Isabel Perón".
    Sin palabras.

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  9. Algunas cuestiones amigo Dani. Adhiero a tu propuesta porque en momentos como el que vivimos necestamos tener uan gran maduréz política, y eso significa darnos cuenta de la radicalización del mapa político. No supimos construir una alternativa superadora del Kitchnerismo. Y digo superadora porque no era en contra, sino más allá. Pensar en la prístina crítica del intelectual de izquierda, cercano a la universidad, sería tan estúpido como las manifestaciones a favor de Uriburu por parte de los estudiantes de a universidad, allá cuando derrocó el gobierno de Irigoyen; sería estar en el PC que apoyó la postura del Comintern en tiempos del libro azul.
    Me sumo al kitchnerismo coyuntural en ésta porque sé que otra vez nos encontramos en una encrucijada de dos caminos.
    Espero que la próxima sea la Junta Nacional del Grano, ahí también voy a apoyar, porque sé que la derecha va a estar en contra.
    Y siguiendo el comentario de Sofi sobre los facebooks, los invito a ver la nota sobre la muda, así vemos en qué sociedad vive uan aprte del país:
    http://www.lacantora.org.ar/nota.php?idnota=128

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  10. muy bueno el post, hoy por hoy soy un k coyuntural mas, otro mas al que los muchachitos nerviosos "del campo" lo sacó de la siesta,muy bueno el blog, estuve en Cuba y vi un pueblo digno y alegre, aún cuando ya sabía que los paraísos "realmente existentes" han sido por lo general infiernos, gracias.

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  11. Vuelvo sobre el tema para recomendar una nota interesante sobre este tema que publica hoy Verbitsky,

    http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-121918-2009-03-22.html

    Más allá de la expandida lista de argumentos -que, sin duda, servirían para justificar el kirchnerismo de coyuntura- que incluye "un proyecto de Héctor Recalde" o "el ininterrumpido estudio de...", coincide en señalar este proyecto, y su puesta en discusión con la sociedad, como la iniciativa más osada.
    Por otra parte hace un análisis bastane claro, incluido el punto que deja la puerta abierta par a la sonrisa de Telefónica.

    Y a propósito de la referencia que habría mi post, dice: "¡Cuánto ha cambiado el país para que una modelo proponga volver al Servicio Militar Obligatorio y un general le responda que el Ejército no es un reformatorio!".

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