viernes, 20 de marzo de 2009

Hasta el cuello

Prometeo hasta el cuello se estrenó el tormentoso sábado pasado. Se presentará en La Plata dos funciones más: el sábado 21 y el sábado 28, a las 21 horas, en el Galpón de Encomiendas y Equipajes del colectivo La Grieta.
La obra de Esquilo, como escribió Esteban en Encajados, se convierte en "el punto de partida para atreverse a contar una historia que muy pocos se animan todavía a relatar y muchos menos a discutir. Prometeo será recordado para poner el dedo en la llaga, para pensar el problema de la ´traición´ en la Argentina de los ‘70, al interior de las organizaciones armadas, pero también para pensar una temporalidad desquiciada con la que tuvo que medirse una generación entera".
La mezquindad, el miedo, el sectarismo, la obsecuencia, los malentendidos, la incapacidad de la critica y la impugnación de la autocrítica. La inundación que apagó el fuego de Prometeo. Las frías palabras que sobrevinieron a la primavera.
"Los mitos
-escribe Esteban- pierden su carga maldita, se vuelven fetiches que pueden continuar identificando pero ya no movilizarán a nadie, al menos en esas condiciones. Nadie come vidrio. Al menos el pueblo, que se repliega a terreno malo, pero conocido. Pero los cuadros siguen aferrados a los espejitos de colores, y las imágenes que les devuelven esos cristales que ahora se estrellan contra el piso, son difíciles de ensamblar. Cada uno de ellos vera una parte y nadie podrá o querrá ver el todo. Todavía, más de treinta años después, sigue siendo un rompecabezas difícil de ensamblar".
Se trata, en fin, de pensar la derrota. ¿Es posible?
La obra es revulsiva, pone el dedo en la llaga. Generó, incluso, debates hacia adentro.
Gonzalo dice que la puesta no hace otra cosa que reeditar el Nunca Más: que "la crítica hacia los setenta, no aporta nada nuevo, esta cargada de lugares comunes, repite la versión de la ´historia oficial´ sobre el pasado reciente". Yo discrepo. Creo que la obra es parte de una memoria en movimiento, y que el difícil ejercicio de pensar la historia reciente debe ser abierto a todos los lenguajes, a todas las generaciones, aunque se trate de un pasado doloroso.
Bienvenida la provocativa Prometeo hasta el cuello si se trata de abrir ese debate sin jerarquías ni límites.

PARA LEER MÁS
>> "Encajados", por Esteban Rodríguez
>> "Sábato hasta el cuello", por Gonzalo Cháves
>> "¿Por qué no podemos pensar la derrota?", por Daniel Badenes
>> "En torno a Prometeo", por Fernando Alfón (Incorporado 21/03/09)
>> "Repique platense", por Juan José Santillán (Incorporado 22/03/09)
>> "Una crítica que ayuda a entender y a proyectar", por Lucas Miguel (23/03/09)
>> "La setentidad al palo", por Laura Lenci (NUEVO, 09/05/09)

SOBRE LA OBRA
"Prometeo hasta el cuello", de Juan José Santillán. A partir de la tragedia Prometeo Encadenado de Esquilo / Puesta en escena y dirección general: Diego Starosta / Producción general: El Muererío Teatro / Elenco: Eliana Antar, Emanuel Belser, Diana Cortajerena, Magdalena De Santo, Lucía Rossi, Diego Starosta y Darío Szraka.

SÁBADOS 14, 21 y 28 de MARZO a las 21 HS en el GALPÓN ENCOMIENDAS Y EQUIPAJES
18 y 71 - La Plata. localidades: $15
Organiza La grieta / Auspicia Museo de Arte y Memoria

http://prometeohastaelcuello.blogspot.com - www.elmuererioteatro.com.ar

2 comentarios:

  1. Por momentos los setentistas parecen los Granaderos de la Memoria. Una generación que hizo la autocritica en mesas de cocina, en la intimidad, pero cuando sale al ruedo, a la escena pública, no saben cómo pararse frente a ella. En vez de sentarse a discutir se dedican a verificar las apreciaciones del otro. La memoria se construye, es una tarea pendiente. En tarea están los protagonistas pero también nosotros. No hay palabras autorizadas, hay disputas en función de la realidad que nos toca. Al fin y al cabo cada época tiene derecho a construir su relato. Digo, la memoria no es propiedad privada de nadie, mucho menos de los militantes revolucionarios sobrevivientes. A mi este tipo de relatos –como esta obra- me interesa por su parricidio, pero sobre todo porque piensa desde la derrota, porque se mete con las figuritas intocables. Los 30000 desaparecidos se convierten en manos de esta generación, en un cono de silencio, pretenden que les de inmunidad histórica como diciendo: “Si discuten los 70 se cagan en los desaparecidos, los abandonan”. Esa es la carta mejor guardada que tienen. Sin darse cuenta son víctimas de la teoría de los dos demonios, siguen planteando la historia con los dos demonios a cuestas. Le pesa esa teoría, pero la reproducen todo el tiempo cuando no se puede discutir en público, cuando hay que hablar todas estas cosas en voz baja, en familia. Todo esto lo discutimos hace 10 años con la militancia platense, en particular con el Grupo de Solidaridad con Madres, a partir del dossier de nuestra revista que se llamaba OLVIDAR LOS 70. Esa polémica fue publicada por el diario de Madres. Como decía Borges “El olvido es para los que recuerdan”.

    Por otro lado, coincido en todo lo que dice Daniel salvo en una cosa: No estoy de acuerdo en que el texto sea el recurso principal. Estás los coros, las sillas, el agua, la caja, la luz tenue, la música de fondo.
    Los coros son las frases hechas, pero también la ambigüedad, es decir, la duda. Allí se cuela Esquilo, se rescribe a Esquilo.
    Las sillas: que se van corriendo de lugar, nadie está cómodo con el lugar que ocupa. Se sientan y se levantan. Prueban en otra silla, la corren, se la sacan. Hay una suerte de balet de sillas que sugieren el vértigo que tomaron las cosas.
    El agua: la tempestad, la amenaza de la asfixia. Ya no son un pez en el agua. La realidad se contracturó, se transformó en una pecera! El agua que salpica, que atraganta la voz, que modifica los cuerpos. Patinan, se resbalan, chapotean.
    La caja: ya hablé bastante de esto en mi ensayo sobre la obra “Encajados”.
    La luz tenue: que prácticamente no deja ver los rostros, que los desfigura, con el agua, que los vuele borroso, todo es borroso. Nada está claro.
    La música de fondo: no está la marchita sino apenas unos acordes sueltos. ¡Los últimos acordes de una pieza, fragmentados!
    Entiendo que el texto es muy fuerte, pero gana con todos estos pequeños detalles.
    Esteban Rodriguez

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  2. Soy Juanjo Santillán, autor de Prometeo hasta el cuello Escribí un texto en prometeohastaelcuello.blogspot.com

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