Cuesta dilucidar si hay buenos cuadros medios –pareciera que sí, pero tienen poco protagonismo- y es abismal la diferencia de nuestras culturas políticas: nos resulta increíble la persistente legitimidad de algunos líderes que parecen eternos. Sí, Cuba suena a gerontocracia: Fidel dejó el lugar a Raúl, y hasta el ministro de la Informática y las Telecomunicaciones es un veterano de 76 que asaltó el Moncada, navegó en el Granma y estuvo en la Sierra Maestra.
Mucho de lo que se dice cierto. Hay dirigentes cuyos beneficios suenan excesivos; hay quienes quieren salir del país y no pueden; y en el país de la educación y la salud, gana más quien se aboca al turismo que un maestro, un enfermero o un médico.
Otro tanto se exagera. Los cubanos votan; los cubanos discuten política. Tienen una educación formidable. Toda la tele es de aire y hay dos canales educativos. Y algo clave: son concientes de sus problemas. Saben que hay mucho para hacer o reconquistar.
Entre todo, sigue vigente la certeza que dispara un cartel, a la vera de una ruta:
- 200 millones de niños en el mundo duermen hoy en la calle. Ninguno es cubano.
Y uno piensa en su país, en los pibes con hambre a los que el Estado mata a palos o quiere meter en cana. La frase estremece. Ninguno es cubano. Partamos de esa base. Después discutimos el resto.
- Publicado en La Pulseada N° 67, marzo de 2009, que ya salió.
IMAGEN Tapa de La Pulseada 67 (FOTO RICARDO NAVONI)
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Gracias, era eso lo que que quería saber.
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