tag:blogger.com,1999:blog-9221794783667411559.post8180657850143737690..comments2024-02-01T20:49:28.435-03:00Comments on oficio de blasfemar: Hasta el cuelloDani Badenes Schaposnikhttp://www.blogger.com/profile/07603621123575073890noreply@blogger.comBlogger2125tag:blogger.com,1999:blog-9221794783667411559.post-3255103284959230452009-03-22T18:06:00.000-03:002009-03-22T18:06:00.000-03:00Soy Juanjo Santillán, autor de Prometeo hasta el c...Soy Juanjo Santillán, autor de Prometeo hasta el cuello Escribí un texto en prometeohastaelcuello.blogspot.comPrometeo. Hasta el cuellohttps://www.blogger.com/profile/13326824809899947828noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-9221794783667411559.post-76518209370092473172009-03-21T10:43:00.000-03:002009-03-21T10:43:00.000-03:00Por momentos los setentistas parecen los Granadero...Por momentos los setentistas parecen los Granaderos de la Memoria. Una generación que hizo la autocritica en mesas de cocina, en la intimidad, pero cuando sale al ruedo, a la escena pública, no saben cómo pararse frente a ella. En vez de sentarse a discutir se dedican a verificar las apreciaciones del otro. La memoria se construye, es una tarea pendiente. En tarea están los protagonistas pero también nosotros. No hay palabras autorizadas, hay disputas en función de la realidad que nos toca. Al fin y al cabo cada época tiene derecho a construir su relato. Digo, la memoria no es propiedad privada de nadie, mucho menos de los militantes revolucionarios sobrevivientes. A mi este tipo de relatos –como esta obra- me interesa por su parricidio, pero sobre todo porque piensa desde la derrota, porque se mete con las figuritas intocables. Los 30000 desaparecidos se convierten en manos de esta generación, en un cono de silencio, pretenden que les de inmunidad histórica como diciendo: “Si discuten los 70 se cagan en los desaparecidos, los abandonan”. Esa es la carta mejor guardada que tienen. Sin darse cuenta son víctimas de la teoría de los dos demonios, siguen planteando la historia con los dos demonios a cuestas. Le pesa esa teoría, pero la reproducen todo el tiempo cuando no se puede discutir en público, cuando hay que hablar todas estas cosas en voz baja, en familia. Todo esto lo discutimos hace 10 años con la militancia platense, en particular con el Grupo de Solidaridad con Madres, a partir del dossier de nuestra revista que se llamaba OLVIDAR LOS 70. Esa polémica fue publicada por el diario de Madres. Como decía Borges “El olvido es para los que recuerdan”. <BR/><BR/>Por otro lado, coincido en todo lo que dice Daniel salvo en una cosa: No estoy de acuerdo en que el texto sea el recurso principal. Estás los coros, las sillas, el agua, la caja, la luz tenue, la música de fondo. <BR/>Los coros son las frases hechas, pero también la ambigüedad, es decir, la duda. Allí se cuela Esquilo, se rescribe a Esquilo. <BR/>Las sillas: que se van corriendo de lugar, nadie está cómodo con el lugar que ocupa. Se sientan y se levantan. Prueban en otra silla, la corren, se la sacan. Hay una suerte de balet de sillas que sugieren el vértigo que tomaron las cosas. <BR/>El agua: la tempestad, la amenaza de la asfixia. Ya no son un pez en el agua. La realidad se contracturó, se transformó en una pecera! El agua que salpica, que atraganta la voz, que modifica los cuerpos. Patinan, se resbalan, chapotean. <BR/>La caja: ya hablé bastante de esto en mi ensayo sobre la obra “Encajados”. <BR/>La luz tenue: que prácticamente no deja ver los rostros, que los desfigura, con el agua, que los vuele borroso, todo es borroso. Nada está claro.<BR/>La música de fondo: no está la marchita sino apenas unos acordes sueltos. ¡Los últimos acordes de una pieza, fragmentados!<BR/>Entiendo que el texto es muy fuerte, pero gana con todos estos pequeños detalles.<BR/>Esteban RodriguezAnonymousnoreply@blogger.com