lunes, 1 de febrero de 2016

¡Alerta revistas!


El informe 2015 sobre revistas culturales confirma las consecuencias de una situación alarmante que los editores autogestivos denunciamos desde hace años: la falta de legislación que promueva políticas públicas de fomento, protección y equidad frente a un mercado de prensa gráfica concentrado y desregulado en los dos extremos de la cadena: la producción de papel y la distribución y venta. En síntesis:
* Somos menos. Muchas revistas testimonian que dejaron de imprimir por los elevados costos de papel. En dos años, el papel tiene una inflación acumulada de casi el 70%. Entre las que siguen, el precio de tapa tuvo que aumentar en promedio un 51,7%. Lxs perjudicadxs: lxs lectorxs.
* Estamos menos en los kioscos. No es casual: según el sindicato de canillitas Sivendía, dos empresas periodísticas -Clarín y La Nación- controlan la mitad de los circuitos de distribución. En paralelo, aumentaron los canales alternativos: suscripciones, centros culturales, otros puntos estratégicos.
* Seguimos resistiendo. Las estrategias de sostenimiento de las cerca de 200 publicaciones registradas por AReCIA son múltiples, pero en los lectores reside la mayor fortaleza de estas publicaciones: las ediciones gráficas alcanzan un total de 1,2 millones de lectores mensuales, mientras que las publicaciones exclusivamente digitales llegan a 2,8 millones de personas por mes.
* No vivimos del Estado: apenas el 17,4% de las revistas tuvo pauta oficial en 2015. Desde diciembre, ninguna tiene.

Así la cosa: hoy, ocho enormes empresas publican 75 revistas y 1200 trabajadores autogestionados editamos casi 200. Adiviná donde está el pluralismo. Adiviná quiénes están en riesgo.

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