martes, 12 de mayo de 2015

Los usurpadores de Abasto

Foto: SADO
Si van a hablar de la propiedad privada, hablemos de los orígenes.
Porque ya sabemos: la propiedad privada, como derecho, la inventaron los primeros en apropiarse algo para sí. Primero pusieron el alambrado, después la ley.Toda propiedad fue pública, comunitaria, de la Pachamama o como quieran llamarla, antes de ser privada.
Hablemos, entonces, de ese punto del mapa que hoy señalamos con números de calles: 520 y 214.
El primero en considerar que esos terrenos ubicados en Abasto eran privados y eran suyos se llamó Alonso Gamíz de Vergara. En 1640 este hombre se convirtió en el propietario de un terreno equivalente a 16 veces el casco urbano de La Plata, que va desde parte de la zona norte de la ciudad hasta Brandsen, incluyendo Abasto.
¿Cuánto pagó por esas tierras?
Nada. Fue una “merced” por los servicios prestados.
¿Qué había hecho?
Servir a Su Magestad, según explica en los pedidos que presenta pidiendo tierras. Había ayudado al castigo de los “indios serrano alzados”, anota también. Sí: porque esta zona no era un desierto inhabitado. Por ejemplo, “La Matanza” no se llama así de casualidad sino por la masacre que condujo Juan de Garay, segundo fundador de Buenos Aires, una ciudad que tampoco se fundó dos veces por obra del azar. Y en esos tiempos había maloneo: los indios resistían a los blancos que traían la propiedad privada.
Alonso Gamíz de Vergara había sido el alguacil mayor (es decir, el jefe de policía) de Pedro Esteban Dávila, el titular de la gobernación de Buenos Aires entre 1631 y 1637 (dicho sea de paso, si hacemos una historia de la tortura en el Río de la Plata, no debemos olvidar que Dávila dispuso en enero de 1637 que “el negro o negra o india que echara la basura en la calle” tendría la “pena de cien azotes, que se darán en el rollo de la plaza pública”. Los blancos hacían lo que querían, claro).
Dávila fue el quinto gobernador de Buenos Aires. El primero que tuvo ese cargo, designado por Felipe III de España, fue Diego de Góngora. Fue cuando el Rey dividió el extenso territorio de la gobernación del Río de la Plata en dos. En ese momento, la gran preocupación de los españoles era el contrabando. La Aduana de Buenos Aires era un colador. Góngora pidió refuerzos extraordinarios para combatir ese problema, pero nunca lo hizo efectivamente.
Un tiempo después, la Corona mandó a un tal Delgado Flores a que lo auditara: "los contrabandistas están en todas partes. He de matar a todos los de esta ciudad", dijo el investigador. Góngora reaccionó recurriendo al notario del Santo Oficio, Juan de Vergara, para que lo condenara por esos dichos.
Este Vergara era el tío de Gamíz de Vergara, el origen de la propiedad privada en Abasto. Y era un hombre con prontuario: no solo era el hombre de la Inquisición, sino además el mayor contrabandista de la zona. Así, en poco tiempo, se convirtió en la persona más rica y poderosa de Buenos Aires, tanto que fue capaz de comprar todos los cargos del Cabildo a perpetuidad, y colocar allí a toda la familia.
Góngora cayó un tiempo después –juzgado a la distancia-, pero Vergara mantuvo el poder fáctico. Céspedes, el cuarto gobernador que tuvo Buenos Aires, se animó a enfrentarlo. No pudo: cuando lo encarceló, el obispo fray Pedro Carranza fue hasta la prisión, forzó la puerta y lo liberó. Pedro Carranza, que hizo temblar al gobernador con un sermón de ex comunión, era el primo de Juan Vergara.
A Céspedes lo sucedieron Pedro Dávila y Don Mendo de la Cueva y Benavidez, que hicieron todo lo contrario a enfrentarse al gran contrabandista. Lo que ocurrió en esos años, dicho en términos de nuestra época, fue una enorme asociación ilícita. Todo está registrado en los documentos de la época:
* El gobernador Dávila otorga tierras a Juan de Vergara. El escribano que firma la merced es… su hermano, Alonso Agreda de Vergara.
* Pedro Dávila nombra alguacil mayor a Alonso Gamíz de Vergara, el hijo del escribano mayor y sobrino del contrabandista.
* El gobernador De la Cueva y Benavidez le otorga más tierras a Juan de Vergara.
* El gobernador De la Cueva y Benavidez le otorga tierras a Alonso Gamiz de Vergara. La firma una vez más es de Alonso Agreda de Vergara, el padre del beneficiario.
Una parte de esas tierras que recibió gratis, “por sus servicios”, el jefe de policía de la Gobernación de Buenos Aires, es el foco de conflicto en estos días en que a quienes luchan por sus derechos se los nombra, con liviandad o mala leche, como usurpadores de la propiedad privada.

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