martes, 24 de enero de 2012

Bienvenidos a la sociedad de control

Esta semana el gobierno anunció que a partir del 10 de febrero, los pasajeros de trenes y colectivos de por acá pagarán más caro sus boletos (es decir, sin subsidio) si no tienen la tarjeta SUBE.
Hasta ahora, tenerla o no tenerla era una opción. Yo había elegido la alternativa de juntar moneditas para pagar el bondi, porque recordaba algunos debates que se han dado –y muchas veces, perdido- en Europa y Estados Unidos a propósito de la tensión entre la informática y las libertades públicas.
Como bien relata Armand Mattelart en su libro Un mundo vigilado, la informatización de la sociedad y la posibilidad de “interconexión de ficheros” está configurando una nueva etapa del control social. Se ha hablado en estos días sobre ciertos proyectos en danza en Estados Unidos, de vigilar e intervenir sobre los IP de las conexiones web: Internet es, claramente, una gran fuente de información sobre nuestras vidas privadas. De nuestros consumos hablan las tarjetas de pago. Como decía el psicólogo social J.P. Lemasson cuando sugieron: “Las tarjetas de pago constituyen hoy en día una de las amenazas más serias para los derechos y libertades fundamentales. En la medida en que, mediante éstas, las empresas de servicios recogen, tratan y difunden siempre más informaciones sobre las personas, sus comportamientos, sus gustos…, disponen de medios muy sofisticados para incrementar el control de los particulares y aumentar así su cuota de mercado”. En el mercado de hoy esos datos se llaman informaciones transaccionales, y se pagan bien.
Las tarjetas electrónicas de transporte suman, en ese panorama, el conocimiento de nuestros recorridos. Hace ocho años, tras muchas presiones y amenazas, el gobierno estadounidense consiguió que las compañías aéreas entregaran una base de datos que incluye 34 registros: nombres completos de los pasajeros, direcciones postales y electrónicas, teléfonos, tarjetas de crédito y hasta preferencias alimentarias. El filtrado de esos datos a través de un “sistema de control preventivo asistido por ordenador” (Computer Assisted Passenger Prescreening System o CAPPS II) significó la derogación de la directiva 1995 sobre protección de datos personales y también la infracción de acuerdos de derechos humanos que prohíben la utilización con fines de seguridad de datos recogidos por razones comerciales.
Las tarjetas como SUBE, en la medida que son personales e intransferibles, dejan igualmente registro de todo: qué transporte tomamos, qué día y hora, y dónde. Con una buena combinación de datos, quizá hasta podamos vernos subiendo al micro, dada la proliferación de las cámaras de vigilancia electrónica que ya amenaza la esencia misma de las ciudades. En un post donde traté ese tema citaba un tweet del siglo XIX de Thomas Jefferson que dice: “Si estáis dispuestos a sacrificar un poco de libertad para sentiros seguros, no merecéis ni lo uno ni lo otro”. Agreguemos hoy: si estás dispuesto para ahorraros moneditas y obtener un subsidio, idem. Porque así es: ahora estamos obligados a entregar más datos de nuestras vidas a favor de una causa aparentemente noble.
La medida tiene la lógica de terminar con el “festival de los subsidios” pero, así tomada, ni siquiera lo hace en un sentido progresivo. En parte está bien, en la medida que conviene dirigir la ayuda económica al usuario y no a la empresa concesionaria. Pero la SUBE no es una tarjeta entregada sólo a los sectores más postergados, a jubilados y beneficios de planes sociales. Alguien que paga fortunas de impuesto a las ganancias –o que lo evade- puede sacar la SUBE y al contrario, pueden no tenerla muchos ciudadanos migrantes o que por vivir en la marginalidad no tienen su documentación en regla.
Y convengamos que en nuestras ciudades enfermas de automovilismo, suelen ser los pobres los que viajan en bondi o en tren. ¿Si mejor le sacamos los subsidios a los peajes y a ciertos usos del combustible? ¿Y si hacemos más progresiva la estructura impositiva y multiplicamos el transporte público? Todo bien con ordenar las cuentas, peno no a costa del derecho a la vida privada.
La cuestión es que en los ´90 nos bancarizamos, en los ´2000 poblamos las ciudades de cámaras y ahora estamos casi obligados al Sistema Único de Boleto Electrónico. Al final, los herederos de 1984 no eran las personas que tiene en cautiverio una productiva televisiva y que Telefé nos muestra haciendo boludeces. Somos todos. Suban. Sonrían. Bienvenidos al Gran Hermano.

25 comentarios:

  1. Claro, porque cuando se los subsidiaban los tobas los subtes eran un TAZ. Chúpense una pija porteños.

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  2. Control, lo que se dice control, es SIBIOS
    http://www.bea.org.ar/2012/01/biometria-en-argentina-la-vigilancia-masiva-como-politica-de-estado/

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  3. Acabo de llegar de hacer ese trámite: dos horas de cola por este anuncio y variados comentarios sobre las chances de llegar a terminar el trámite. Sí, es control, más. Pero las bases de datos se filtran por muchísimos otros instrumentos; digamos que desde Orwell (y antes tb, por supuesto) hasta nuestra actualidad las ciudades invisibles son cada vez menos, claro: si nos referimos a este tipo de libertades.

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    1. Mariano Gulino (vía Facebook)25 de enero de 2012, 8:33

      Dani no coincido me parece que es demasiado el análisis que se hace... los que viajamos mucho y todos los días en transporte público nos parece que la sube esta buena, es práctica, basta de moneditas que nadie te cambia billetes... etc

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    2. Marilyn Manfredi [vía Facebook]25 de enero de 2012, 8:35

      El tema es q no sea anonima :( q les importa a donde voy con mi sube?

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  4. Mariano, eso me parece bárbaro. En La Plata ya había tarjetas de transporte que te ahorraban las moneditas.

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    1. Irene Gindin (vía Facebook)25 de enero de 2012, 8:38

      En Rosario, por lo pronto, tenés las dos opciones: podés comprar la "tarjeta sin contacto" de manera anónima; o podés personalizarla (yendo al banco de la ciudad con tu DNI) y, en ese caso, si te la roban, hacés la denuncia y te devuelven la carga que perdiste. Bah, eso dicen...

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    2. Mariano Gulino (vía Facebook)25 de enero de 2012, 8:39

      Si está bien che! pero me parece una rosca que no comparto. El quiera andar anonimo que paga una monedas más de última...

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    3. Qué buen argumento. Te faltó "si no tenés nada para esconder, no vas a tener problema en que el Estado y las empresas tengan tus datos, tus imágenes, etc."
      Yo diría: el que no quiera usar monedas, que pague un poquito más y listo (con un billete, por ejemplo)

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    4. Marilyn Manfredi [vía Facebook]25 de enero de 2012, 8:41

      No le encuentro ningun beneficio a la tarjeta de este modo, creo no es mas que una excusa para vigilar un poquito mas a la gente. y en lo que a mi respecta por ahora no la saque y dudo lo haga, creo q mi individualidad es un derecho y no tengo porque pagar por él.

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    5. Claudio Uribe (vía Facebook)25 de enero de 2012, 8:41

      Todos sabemos que la CIA lo controla. Pero tampoco deberíamos charlarlo por celular, puesto que el número de quien llama, el del destinatario, la hora de inicio de la llamada y el tiempo de duración quedan registrados en bases de datos de empresas privadas... En un café tampoco, lo lamento.

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    6. Pablo Osow (vía Facebook)25 de enero de 2012, 8:42

      Excelente Dani, comparto tu planteo. Me parece que no es bueno ser ingenuos respecto a los panópticos estatales y privados actuales. Hace unos años Google admitió que calculaba las repeticiones en las palabras de los mails de sus clientes para enviarles publicidades adecuadas a sus intereses. Dónde está el límite entre la mercadotecnia y la invasión a la privacidad?

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    7. Luciana Aon (vía Facebook)25 de enero de 2012, 8:43

      Escribí un largo comentario explicando por qué no comparto mucho de lo escrito pero sin querer lo perdí. Decía que en mi experiencia el SUBE es altamente eficiente (la tengo hace meses, quizá un año, no tengo que planificar con antelación q ...ué colectivo tomar a Capital y tener pasajes que se vencen de centenario/autopista plaza/costera y sirve para moverse en Capital y ahora en La Plata y que la tarjeta Interlineas se rompen en general y que monedas para dos viajes diarios de 1.90 es difícil de sostener...) y que no entiendo cómo una tarjeta que no tiene ni mi nombre ni mi dni ni mi foto es personal e intransferible, de hecho no la saqué yo, me la sacaron para mí... bueno... estoy alertada por la propaganda del gobierno, la vi ayer desde Uruguay y fue la primera noticia argentina en una semana... no entiendo la prisa, ya, para el 10/2 y no entiendo de pronto la obligatoriedad... bah, el soborno, SUBE o no subsidio

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    8. Lu, no tengo nada contra la eficientización de la toma del transporte público que mencionás al principio. Por el contrario, la comparto. En cuanto a lo segundo, quizás tengas alguna de las primeras SUBE, pruebas piloto de la experiencia, ya que la tarjeta es personal, se obtiene llenando un formulario con datos personales y la presentación de un documento de identidad. La prueba de que los viajes quedan registrados es que si tenés tu código de acceso, en la web de SUBE podés consultar todos los viajes que hiciste, líneas, horarios, etc. Yo estoy en contra de la existencia de esas bases de datos en la medida en que están muy poco reguladas y son potencialmente muy peligrosas (aunque en el planteo de la vida cotidiana suene a paranoia). Es un señalamiento que me parece que hay que hacer. Cada día habilitamos más bases de datos y más cruces de datos, y tenemos legislaciones y debates muy pobres al respecto.

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  5. Muy buena nota, quería agregar el tema de la pérdida de control sobre le saldo.El uso del sistema SUBE no te entrega boleto, de modo que no podés controlar tu saldo; te dicen que por internet lo podés controlar, pero abrís tu sesión en la página del sistema y sólo te muestra los 10 últimos usos, lo que para mí son dos o tres días.En Mar del Plata,por ejemplo, hay una tarjeta de transporte hace tiempo, dura , de plástico, y te entrega el boleto,¿Era muy dificil que el SUBE te expenda boleto? ¿Sólo para ahorrar el dinero de la tinta y el papel, o también para que el ciudadano pierda el control támbién en su tarjeta de transporte? Mal avenido.

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    1. Lucía Abbattista (vía Facebook)28 de enero de 2012, 17:13

      comparto el análisis, ya lo había estado discutiendo con unos compañeros y algunos lo veían como paranoia...

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    2. Miren qué paranoico que soy:
      http://alt1040.com/2012/01/anonymous-publica-datos-que-sube-almacena-en-la-argentina

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    3. Verona Demaestri (vía Facebook)28 de enero de 2012, 17:15

      quien quiera saber lo que pienso, si voy o vengo, lee mi facebook; quien quiere saber mis datos se fija en la afip, mi laburo, o cualquier lado donde los puse al ser solicitados; quien quiera venderme algo a partir de las repeticiones de palabras que tengo en mis correos... no sé cómo haría. Se ve que mi sueldo alcanza para bienes de uso y no suntuarios, ah, por ahí es por eso que no me llega publicidad... Quizás es por eso que como el tiempo es plata, me viene bien la sube, me ahorro combinaciones entre transportes que se pelean a ver quién te da peor servicio. Ahora si lo pienso desde una política de estado nacional, quizás esté bueno poder mediar entre los monopolios de transporte y los laburantes (el resto anda en auto, con o sin chofer, avioneta...) y decidir si los subsidia a ellos o a nosotros... Lo que realmente me preocupa es que las empresas trasladen el no subsidio estatal a una menor frecuencia de transportes, o a empeorar aún más cómo se viaja. Por lo demás, conozco quienes tienen dos o tres subes con datos diferentes.

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    4. Luciana Demichelis (vía Facebook)28 de enero de 2012, 17:15

      A mi tampoco me gusta el monitoreo, pero la idea de la tarjeta era dejar el uso de papel de boleto para economizar gastos y que el usuario no tarde tanto en subir al bondi. Sin la base de datos, no hay constancia de que tomaste ese colectivo. Cuando te piden los datos es porque cada usuario de la Sube tiene derecho a un seguro en caso de accidente. Yo puedo usar una tarjeta tuya, por ejemplo, pero si me pasa algo no tengo seguro.

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    5. Eso no es cierto, Luciana. Tenés seguro porque estabas arriba del micro. Con esa lógica, el que se sube y paga con monedas, no está protegido por el seguro.

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    6. Luciana Demichelis (vía Facebook)28 de enero de 2012, 17:16

      Si pagás con monedas, tenés boleto y con eso justificás tu viaje. Las máquinas de la Sube no dan boleto sino que tienen la base de datos.

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  6. Vero, todo bien, lo mío es una advertencia acerca de la creación de más y más ficheros de datos personales que no tenemos suficientemente regulados (y al parecer, muy pocos tienen la preocupación de regularlos, porque ante cualquier comentario uno es un paranoico). Se están por cumplir casi 40 años del debate sobre "Informática y libertades" en Franca, acá no he visto un atisbo de nada parecido. Si avanzamos en ese plano, perfecto. Me encanta la idea de que la SUBE sirva para que los jubilados y desocupados paguen 50 centavos, otro pague 2 y el que aporta impuesto a las ganancias pague el costo del micro. Eso es una gran potencialidad. Ahora, también hay otras posibilidades y hay que cuidarlas. En ese sentido, debería haber un compromiso de eliminación de los datos una vez gestionado el subsidio. Y los datos deberían ser pasibles del recurso de habeas data. Etc. etc.

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    1. Verona Demaestri (vía Facebook)28 de enero de 2012, 17:17

      (...) "En ese sentido, debería haber un compromiso de eliminación de los datos una vez gestionado el subsidio. Y los datos deberían ser pasibles del recurso de habeas data." de acuerdo, esto debería ser complementario de lo implementado y sus potencialidades con la SUBE y no contradictorio... Por otro lado, y cambiando de tema: qué lindo gobierno nacional este que a Clarin no le queda otra que tener más agenda de izquierda. Quién hubiese dicho que cubriría Famatina (independientemente de cómo se cubrió). K lo hizo jaja.

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    2. Caramba, qué cambiazo de tema. Me cago en Clarín, Vero, pero en ésa lamentablemente está a la izquierda del kirchernismo.
      Y sí, K lo hizo.
      Zaffaroni en la corte, que me encanta; la ley antiterrorista, que la repudio. Si reducimos la política a ser kirchnerista o no serlo, se acaba el debate y la proyección de ideas, y la militancia se convierte en una forma de fanatismo. Yo prefiero pensar cada cosa, y discutir siempre el horizonte de lo posible.

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  7. Bueno, una opción de resistencia -casi siempre involuntaria- es la indigencia: quienes carecen de tarjetas de crédito y tantos dispositivos de control no será encontrado ni datado. Es más: nadie se ocupará de su vida; quizás solamente se enteren, si acaso, de su entrada a una guardia hospitalaria, donde, como no habrá remedios, nunca volverá a aparecer

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