miércoles, 2 de junio de 2010

Un mañana

Pascual tiene mi edad y está preso por una ley de Pinochet. Es mapuche y nació en Temuco, al sur de “Chile”: ciudad chiquita pero capital de la IX Región, ciudad fragmentada, ciudad llena de comercios y malls, donde alguna vez vivió Neruda y toda su familia, aunque esa condición convoca a pocos y apenas una placa de madera -que puso un viejo loco, por iniciativa propia- señala la casa que habitó el poeta.
Pascual tiene mi edad y mi oficio, y estuvo por acá desde el 2003, cuando huyó de la persecución política. Hasta hace poquito andaba por estas calles. Ahora está encerrado. Preso en un país raro donde el día es corto, los libros son carísimos, los taxistas dan ticket y no se entiende bien qué tiene el socialismo de socialista.

Chile es un Estado adelantado en materia de leyes antiterroristas, esos engendros jurídicos propios del derecho penal del enemigo que de un tiempo a esta parte se promovieron en nuestros países para criminalizar a la protesta. Rige una norma de la dictadura que impone enormes penas para “delitos” como tomas de terrenos. En 2009, el Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Racial instó a no utilizar esa ley contra ciudadanos mapuches por demandas sociales vinculadas a sus tierras ancestrales, pero el Estado chileno sigue aplicándola. Hoy Pascual Pichún Collonao está preso en un penal de Traiguén por una causa armada en 2002, cuando su comunidad resistía la avanzada de multinacionales forestales.

Yo lo conozco como Manu. Así se presentó en el 2006, si mal no recuerdo, cuando empezamos a romper las pelotas con el justo reclamo por los restos humanos de pueblos originarios que el Museo de La Plata atesora como trofeos de guerra. La nota de La Pulseada fue tapa de un número aniversario de Azkintuwe, el periódico mapuche del que él era corresponsal y que se edita en Temuco, su tierra natal, la que lo obligó a irse y la que lo tentó a volver.
Para todos en La Plata era Manu. Manuel Lonkopan: tal el nombre que adoptó en el exilio.

Manu, Pascual, se convirtió en nuestro colega por obra del destierro, cuando llegó a Argentina pidiendo asilo político. Tenía 20 años. Se anotó en la Facultad, donde cursaba cuarto año; colaboró con un par de cátedras, dio clases en alguna cárcel, y siguió militando por los derechos de los pueblos originarios. Conducía el programa La Flecha en Estación Sur, una radio comunitaria que está cumpliendo sus primeros cinco años. Pero extrañaba. El paisaje, la lucha, la familia, todo eso y más; quién sabe.

Cafetear: así dicen en Temuco cuando te invitan un café. Acaso extrañaba eso, también, por qué no. O los atardeceres. O algún abrazo fraterno.
Además de ser la capital de la región más conservadora de Chile (en ella la dictadura pinochetista ganó su plebiscito; y fue la única donde Bachelet perdió las elecciones, en su momento), Temuco tiene una gran población mapuche, la más grande en proporción, aunque no se note en el centro urbano, donde la escena está dominada por farmacias que parecen supermercados o estaciones de servicios. Sí: algunas abren las 24 horas y tienen grandes playas de estacionamiento. En el centro hay una por cuadra, a veces tres en una misma esquina, y lucen promociones: “lunes y jueves, 20% de descuento” o “viernes, 40% en genéricos”. Uno se imagina la gente aprovisionándose de medicamentos que no necesita. Cosa de locos. Herencia de Pinochet, quizá, aunque ya no se puede cargar de todas las culpas al dictador. Hay que empezar a asumir otras responsabilidades. Tras dos décadas de “democracia”, Chile tiene presos políticos. Uno es Pascual Pichún -para nosotros Manuel Lonkopán.

En Facebook también es Manu, aunque en su “muro” reencuentra palabras de afecto tal como las escuchaba de chico. Ahí es “fan” de Azkintuwe, de la revista RDI, de La Pulseada, de Osvaldo Bayer, de “dormir abrazados” y de Calle 13. Sus compañeros de ruta le dejan abrazos y mensajes en lenguas mixturadas. Ahí colgó la foto que acompaña este post, el 30 de diciembre pasado, con el título “Cordillereando”. Volvía. Quería volver. El exilio produce una honda sensación de desamparo, de vivir a la intemperie, escribió Gelman una vez.
Sabía del peligro. Pero necesitaba volver.

Los carabineros lo detuvieron el 26 de febrero, el día anterior al terremoto que conmovió al mundo. Estaba con su hermano Rafael. Iba a ver a la familia, a abrazarse después de años. Ahora está encerrado. Compañeros de aquí y allá expresan solidaridad. Van apareciendo más y más adhesiones. En la web circula un documental de María Teresa Larraín: “El Juicio de Pichún”. Este domingo, una de las “5 Plazas” con que Estación Sur celebra su aniversario, estará dedicada a reclamar por él y todos los mapuches perseguidos. Será en el Parque Saavedra -en La Plata, la ciudad que lo refugió- desde las 14 horas.

“Agradezco a cada uno de los amigos que me han acompañado en estos años y me han enseñado el valor de un ser humano. Pero sobre todo han estado en los momentos tristes y felices que se descubren en el camino de lucha que compartimos”, dice Pascual, Manu, en una carta desde prisión. “Me apresto a iniciar este camino, nuevamente soy uno de los cuántos peñi presos por soñar, siendo perseguido y temiendo ser asesinado por esta falsa democracia. Siendo esta la forma en que ellos celebran su bicentenario, pero nuestra historia es mucho más que doscientos años, más que esta ciudad, que estas cárceles. Por eso sonreímos todo el tiempo y le encontramos sentido a la vida e intentamos pensar en un mañana, en un futuro para nuestros hijos”. Manu es Pascual, que tiene 27 años y esa serenidad. Está en una cárcel de Traiguén. A nosotros nos toca estar en las calles y en las plazas, por él y por todos. Por ese mañana.


3 comentarios:

  1. gran crónica loco. directa, al mentón, diría ER. pascual es eso y todo esto tb. comunicador de los pocos y sobre todo un gran tipo al que al mirarle la cara sólo se refleja sinceridad. esa que no abunda en el medio, sin rodeos, franca, la que va de frente.

    quería volver. era un viernes cuando tomamos el último mate, frío, tibio, los habituales en estación sur, esos que se comparten a fuerza de costumbre en el pasillo de madera que se forma entre el estudio y la mesita ratona de la puerta. y lunes del otro lado: apenas cuatro días después, ya tarde y lejos.

    ResponderEliminar
  2. Excelente Daniel. Me lo llevo a mi muro de fbk. Lo de Chile con el pueblo mapuche no se puede creer. tanto como para que dejen de mentirnos con las bondades incuestionables del "modelo chileno". Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Gracias por difundir.
    El jueves 17 de junio seguimos con Jornadas por Pascual Pichún, preso politico mapuche
    A las 14:30hs en el Aula Anfiteatrada de la Facultad de Periodismo, sede del Bosque.

    Proyección del documental “La guerra por otros medios”, de Cristian Jure y Emilio Cartoy Díaz (2010, 74 minutos. Trata del modo en que los pueblos indígenas utilizan sus propios medios de comunicación para resistir y denunciar el avasallamiento de sus derechos.) y un breve relato del Lonco Pascual Pichún, padre de Pascual Pichún (alumno de nuestra facultad detenido y encarcelado en el marco de las luchas reivindicatorias de los pueblos originarios).

    Disertaran:
    Lic. Cristian Jure: Antropólogo, docente en la universidad Nacional de La Plata y realizador de cine documental.

    Matías Melillan: comunicador Mapuche, representante de los pueblos originarios en el Consejo Federal. Miembro de la radio mapuche WajZugun AM800 de Neuquén.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...