martes, 8 de junio de 2010

Periodistas

Justo al final del día del periodista, voy a recurrir a una mala práctica profesional: hacer públicos mensajes del ámbito privado, o semipúblico, sin pedir permiso.
Transcribo acá dos textos que tuve el placer de leer en el día, entre mensajitos de salutación y una ola de laburo que apenas dejó tiempo para contestarlos.
El primero ni siquiera sé quién lo escribe. Lo reenvía Vero, mi mejor amiga-periodista, junto a su propio mensaje de 27 caracteres sin espacios (simple y contundente: "¡aplicación de la ley de medios!"). Dice así:
-¿Cuántos caracteres?
Antes el periodismo se medía por líneas. Fueron fagocitadas por los caracteres. Una nueva unidad de medida que sirve para enmarcar una historia.
Pero también están los otros caracteres, aquellos que nos impone la vocación. Pasión, curiosidad, olfato, perspicacia, dominio, honestidad, talento.
Uno puede hacer una obra maestra con 500 caracteres como las aguafuertes de Götling, o deleitarse en una contratapa de Soriano redescubriendo a Sanfilippo que llevará 3000, o contar los 25 caracteres que encierran "hay un fusilado que vive" y que indujeron al Gran Rodolfo a escribir la mayor obra de investigación de habla hispana, Operación Masacre.
No importa el número, tal vez un poco la aptitud, pero sin dudas la clave está en la actitud.
Todos pasamos por Plaza Francia y vemos vagabundos. Sólo el Aleman fue capaz de retratar en uno, las penas de todos. Y ganó el Premio Rey de España.
Sin embargo lejos de ese ideario, otros periodistas travisten sus caracteres al mejor postor. Escriben largo, tedioso, pertinaces, recurrentes. Y ponen en duda los propios caracteres de la profesión: honestidad, verdad, transparencia.
Bien podría el Bicentenario convertirse en un punto de partida para discutir, reflexionar y debatir, qué periodistas queremos ser.
Mi equipo forma con Moreno, Arlt, Scalabrini, Soriano, Walsh, Garcia Lupo, Verbitsky, Göttling y muchos más que están en la casona del anonimato. Y de tantos otros que se miran todos los días en esos espejos.
Para ellos, para ustedes, Feliz Día.

Con el segundo me sorpendió esta noche el lúcido Felix Crous, uno de esos fiscales que valen la pena, y provocador también, un polemista de los que sacuden la modorra e invitan a pensar:

El día del periodismo y la otra banalidad del mal
Ya expira el día del periodista. Los periodistas de Crítica sacaron una edición especial para juntar unos mangos para su lucha; no cobran su salario, dicen. Mata los cagó.
Propongo un ejercicio ¿Qué pasaría si Mata no los hubiera cagado? ¿estarían escribiendo los mismos titulares, las mismas notas, cubriendo los mismos eventos? Quiero decir ¿estarían sesgando la realidad, mintiendo, siendo el panfleto de la oposición, el vocero de sojalandia? Y si la sojigarquía hubiera conseguido lo que se proponía: otro helicóptero, en vez de Isabel y del Marmota como pasajeros con Cristina como transportada y Cleto en el sillón presidencial, todo ello con el empujoncito del pasquín en el que trabajaban ¿hubieran tronado de indignación? ¿o hubieran recibido un plus en el salario, una promoción en ese u otro medio del cartel golpista, un carguito en algún nuevo Ministerio?
No sé si estuve desinformado, pero antes de que Matta los cagara y no les pagara el salario, creo que no hubo un paro de actividades, una huelga de verbos caídos porque lo rajaron a Hernán Brienza, el Subdirector del Culturas, quien se negó a cumplir la orden del capatáz de escribir contra el insolente -y traidor a la patria oleaginosa- Torugo Morales, lo que violentaba su opinión del natural del Cardona.
Los periodistas son trabajadores que tiene familia que mantener, solo hacen su trabajo. Ellos no dan las ordenes ni marcan la línea editorial; la independencia no existe; no tiene margen de maniobra. Nos es nada personal (dijo Frank Nitti); solo cumplo ordenes (dijo el sargento ayudante que manejaba el Falcon de la patota); no tenía alternativa (se justifican los carceleros del Vesubio).
Imaginemos que sí, que hay una moral y una ideología en esos obreros de la palabra, distinta a la que rezumaba el medio en el que trabajaban y que -vale recordar- ellos gestaban y lo hacían nacer, cada madrugada. Esa moral, íntima y de sobremesas chicas, muerde con las encías como los gatos viejos. Los colmillos se afilan en el kiosco y esa moral en acción (que suelen llamar ética) se divorciaba de aquella moral soplada con sordina.
Hasta hace unas semanas, cuando Matta terminó de cagarlos, ponían su talento argumentativo, su fuerza retórica, su capacidad expresiva, al servicio de la piedra esmeril de las ilusiones llamada Crítica de la Argentina. Elegían cada verbo, cada sustantivo, cada adverbio; elegían por elegancia, por costumbre o por amor propio, donde poner cada punto y coma. Modelaban y festejarían cada hallazgo irónico, esa prueba de la inteligencia que acaricia el ego.
Nunca le gritaba al público “¡ahí va la pelota embarrada!”. Embarrate y jodete.
Pero Matta los cagó y hoy son trabajadores en lucha. Mañana capaz que los contrata Spolski y volverán a hacer su trabajo. Porque son trabajadores; no hay independencia; no hay margen de maniobra; yo no elijo qué escribir; yo no decido la línea editorial.
Hago daño por fatalidad del oficio y deriva existencial.
Hanna Arendt hubiera creado un subtipo de la “banalidad del mal”: la banalidad textual.
Agoniza el día del periodista. Ojalá el año que viene festejemos ese día con más periodistas. Si Mariano Moreno y Rodolfo Walsh -de similar trágico sino- emergen de sus abismos, los cagan a patadas en el culo.

Yo refrito mi mensaje de la mañana: A los compañeros que apuestan a la comunicación comunitaria, a los que trabajan dignamente sin entregarse a los intereses de sus empleadores, a los que reclaman por sus derechos; a los que fueron, son y serán fieles al compromiso de dar testimonio en tiempos difíciles, feliz día.

10 comentarios:

  1. El primero es un lindo texto, me gustaría rastrear su procedencia. El otro, sinceramente, me cae antipático y el único mérito que le reconozco es el de hacerme enojar.
    Felíz día Dani.

    ResponderEliminar
  2. Mérito de buen polemista!
    Félix lo es.

    Gracias Luti, por el saludo y por hacer pública la discrepancia. Algunas otras me llegaron por mail.
    Algunxs, de hecho, lo interpretaron como un insulto a cualquier periodista de cualquier medio-empresa. Y leyeron mi saludo -escrito a la mañana- influidos por la crítica radical y provocadora de Félix y sobre-valorando mi (escasa) condición de periodista (como saben, hace rato sólo escribo donde me da gusto, cosa que es tan cierta como que no vivo del periodismo), asociada a un medio comunitario. Es decir: se leyó que yo saludaba sólo la pureza (?) del periodismo comunitario, y decía que los periodistas-empleados son una manga de forros que habría que cagar a trompadas.

    No quiero hablar por Félix pero, por mi parte al menos, nada más lejos de eso. Buena parte de mi saludo incluyó, sin dudarlo, a muchos que trabajan en grandes medios comerciales (o en medios estatales donde últimamente se pasan situaciones fieras, como Radio Provincia).

    Aprendí mucho, admiro y respeto profundamente a periodistas de grandes medios. Incluso en Clarín, el demonio de estos días. Incluso en Crítica, el caso aludido por Félix -sigo pensando- con gran lucidez.
    Los respeto, además de por su trabajo "profesional", cuando reclaman por sus derechos; los respeto por pequeñas solidaridades, que no siempre son públicas. Y los respeto cuando saben poner un límite -llamémosle moral, o como quieran.

    No quiero ponerme a pensar una definición abstracta de límite. Quiero decir: antes que bastardear al banco de datos genéticos con mentiras (como alguna firma de Clarín recientemente), antes de convertirme en ideólogo de la violencia institucionalizada contra pibes estimgatizados, o bien antes de ser parte de maniobras explícitas para desequilibrar a un gobierno, prefiero laburar de cualquier otra cosa, en algún trabajo tan digno como el periodismo, donde no tenga que entregar mis principios, poner en venta mi palabra.

    Es una opción, una forma de entender la profesión. En los comentarios que le dejaron a Felix, alguien trazaba una analogía del derecho: le hablan del caso del ex juez Cavallo, yo pienso directamente en aquellos que defienden genocidas.
    Si fuera abogado, no tendría estómago. No quiero eso para mí. Antes prefiero otro laburo, aburrido, que no me apasione. Alguien dirá: alguien tiene que hacerlo. Y si, puede ser.
    De hecho, hoy hay cola para hacerlo. De hecho, el temor real a perder el laburo de cada quien que reclama un derecho laboral y objeta de conciencia una orden, tiene que ver con ese "ejército de reserva" (diría Marx) que espera afuera dispuesto a hacerlo.

    Y con eso no alego un derecho elitista a decir quién merece vivir ni quién ser llamado periodista, como me cuestionaron. Simplemente elijo a que colegas saludar en el día del periodista.
    Saludo y abrazo, como busqué decir ayer, a quienes trabajando en medios comunitarios o en medios comerciales, comparten esos principios que me hacen sentirlos compañeros.

    ResponderEliminar
  3. colgué tu nota del blog en mi facebook y me reputearon, me dicen que no se puede ser tan purista, hay laburantes que tienen que dar de morfar a sus familias.

    yo pensaba en la obediencia debida. No es correcto politicamente decirlo, pero podria decir (en los 80 lo decian): los mandos medios y bajos tambien tenian que darle de comer a sus familias, como se iban a negar a una orden.

    bueno, si así justificamos a esos periodistas que decis vos, que defenestran a las abuelas o son parte de campañas para voltear gobiernos, digamos que no se juzguen mas que las cupulas militares. Se la bancan?

    me parece que no es asi.
    no es una mala analogia, me parece, Crous de hecho trabajó mucho cuando estuvo en La Plata para voltear las leyes de obediencia de vida.

    feliz dia del periodista compañero
    NP

    ResponderEliminar
  4. Gracias ¿NP? Te busco en el Facebook.

    Mientras una comunicación: la Redacción del Oficio de Blasfemar evalúa lanzar un Concurso de Provocaciones.
    Los registros de visitas y comentarios de este blog han detectado un público usuario afín de buenos polemistas.
    Se reciben sugerencias temáticas y procedimentales.

    Y guauu, que noches de polémicas. Para los amigos que, hace un par de horas, decían que se había acabado la época de los blogs.
    Blogueros del mundo, linkeaos!

    Me voy a dormir.

    ResponderEliminar
  5. Decía Rodolfo Walsh (a quien ambos textos citan, a quien citás en tu escritura irreverente):

    "El periodismo es libre o es una farsa"

    Amén.

    ResponderEliminar
  6. Dani, me congratulo de haber sabido seguir el caminito de los comentarios de Félix Crous en FB, para llegar hasta aquí. La nota de Félix, por supuesto, es provocativa, y no debe ser malinterpretada. Pero creo que a nadie le gusta pensar que quizá tenga precio, y lo que es peor, precio vil. En los suburbios platenses todavía se dice "la gallina que cacarea es la que puso el huevo". Y no me parece que haya que aclarar demasiado. En nuestra oratoria pública, todos somos geniales, no cometimos errores, jamás tuvimos una agachada, un temor, una duda. Somos manuales de convicción caminando.
    Yo prefiero el pequeño margen que me da la duda, para elegir cada día ser la modesta periodista-locutora de informativo que soy.
    Y pido disculpas, pero me robé el "¿Cuántos caracteres?" y lo puse en mi FB, porque me parece una espectacular declaración de principios.
    Encantada de conocerte.
    MM

    ResponderEliminar
  7. MM, un gusto también.
    Y una aclaración: estoy convencido de que aquel dicho no puede aplicarse a ninguna de las personas que, por lo menos en mi blog o en mi correo personal, se indignaron con la nota de Félix. Todxs son compañerxs y están entre las no muchas personas que quise saludar cuando recordé que era el Día del Periodista.

    Pasá cuando quieras por acá, siempre hay algo.

    ResponderEliminar
  8. Vuelvo después de haber dejado mi comentario y me encuentro con muchos otros. No me he tomado el trabajo de rastrear otros comentarios a la nota de Crous, no me interesa. Y para peor la analogía de la obediencia de vida aplicada al caso Crítica, ay ay ay... homologación fácil y banalización conceptual... acaso la obediencia de vida no debería aplicarse a todos los campos laborales donde la gente cumple órdenes en una estructura jerárquica... acaso no sean comparables las 190 familias de Crítica y un diario que cierra con los 30 mil desaparecidos, los niños apropiados, el genocidio... no sé, ¿banalidad del mal decían más arriba?

    ResponderEliminar
  9. Dani: vuelvo sobre el tema sin ánimo de polemizar y menos provocar, más bien con una profunda tristeza ¿será posible ahora revisar la cerrada defensa de los periodistas-obreros, cuando todos los conductores del multimedio Clarín dieron un paso más, defendiendo los intereses politico-económicos del grupo enlodando a una secuestrada y torturada, como Lidia Papaleo? ¿los deja esto fuera de la obediencia debida? ¿ahora sí hay responsabuilidad y costo ético? ¿cuanto vale y pesa la palabra pública y masiva, la construcción de sentido? Un abrazo desde afuera del gremio y desde dentro de la defensa de las víctimas del terrorismo de Estado.

    ResponderEliminar
  10. Pienso que sí, que es posible y saludable revisar a la corporación periódistica -me refiero a los laburantes, no a los empresarios periodísticos- y criticar sin piedad a sus integrantes, así como son objeto de cuestionamientos y puteadas los abogados que defienden represores y los periodistas reconocidos públicamente que representan a alguna corporación y que, a la sazón, son los jefes de esos laburantes. Todos los trabajadores tienen que procurarse el alimento para ellos y sus familias, pero muchos tienen dignidad y no se escudan en la "obediencia debida"; ejercen actos de resistencia, buscan alternativas. Los otros se tienen que bancar las críticas y dejar de justificarse, o directamente reconocer lo que son: obedientes por convicción. Eso sí sería saludable.
    Por otro lado, me parece injusto comparar a los periodistas laburantes -que por convicción, dinero o por falta de huevos o cualquier otra razón publican lo que que publican- con los guardias de un centro clandestino, sencillamente porque no son lo mismo: para mí es una obviedad, pero para ser claro digo que una cosa es cometer crímenes de lesa humanidad (caso del guardia) y la otra es estar de acuerdo con ellos. El delito de opinión, por suerte, no existe. Existen las opiniones condenables socialmente. Y la libertad de prensa tiene sus límites para quienes mienten. Por eso, creo que en el caso de los periodistas, lo importante es terminar con la hipocresía, la sacralidad de la profesión y el resguardo detrás de la necesidad de comer.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...