Otra Ramona: fue editada en el Chile de la Unidad Popular, por la editorial Zig-Zag, parte del proyecto de forjar una "industria cultural revolucionaria" |
Cuatro años atrás, cuando con un grupo de colegas del área de comunicación de la UNQ escribíamos el plan de estudios de la Tecnicatura en Gestión de Medios Comunitarios que hoy tiene plena vida, decidimos incluir “Historia de los medios de comunicación” como parte de la formación obligatoria, acompañando la construcción de saberes sobre planificación y gestión, el derecho a la comunicación, la economía social, y la teória-práctica de la comunicación transformadora.
Hace unos meses me convencí del sentido de ese curso. Estábamos bocetando un diplomado en prácticas de comunicación popular, un trayecto formativo más breve que podrá cursar cualquier persona mayor de 16 años y que recorrerá distintos puntos del país como parte de la política de extensión y educación popular de esta Universidad pública. Cuando yo dudaba sobre la inclusión del curso histórico, una compañera me refutó:
- No: Historia tiene que estar, es la materia para construir memoria popular. Nuestras organizaciones necesitan eso.
Esa tarde recordé aquella frase muy citada de Walsh (originada en una entrevista con Ricardo Piglia que nunca se publicó completa), en la que el creador del diario de la CGT de los Argentinos, el Semanario Villero, ANCLA y Cadena Informativa dice: “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas".
Construir este curso, en el marco de este proyecto de una universidad pública y popular, planteaba tres desafíos: indagar la historia de los medios –todavía un campo de conocimiento muy incipiente-, hacerlo desde América Latina y además pensarla desde los sectores populares, recuperando sus experiencias de apropiación de estas tecnologías y el rol de la comunicación en los procesos de transformación social.
Se trata de desafíos permanentes, que cobrarán vigencia y tendrán nuevas respuestas con cada grupo de trabajadores-estudiantes. La carpeta del curso, que es lo que venía a compartirles acá, es sólo un disparador para introducir el tema y movilizar algunas inquietudes. Está recién terminada y quería compartirla. Bienvenido sea que ruede, que se discuta, que vaya y venga con agregados y preguntas. Lo importante es aportar a una memoria popular que no sea propiedad privada de nadie, que nos enseñe las lecciones del pasado no para repetirlo, sino para esquivar las piedras con las que alguna vez tropezamos; no para aplicar recetas, sino para inventar con más potencia.
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