La investigación comenzó por lo que el gobierno de la Ola Naranja pretendía minimizar y ocultar: las muertes. “La elaboración de una primera base de datos propia con avisos fúnebres, listas de muertos y entrevistas en barrios, en morgues y en cocherías fueron el punto de partida de este trabajo”, cuentan los autores, profundamente comprometidos con el tema desde un comienzo, uno desde las páginas de Diagonales y la otra, escribiendo y coordinando la cobertura de esta revista. “La tarea periodística conjunta permitió consolidarla, diversificar el barrido de fuentes documentales y fuentes testimoniales implicadas, y seguir lo que pasó en todos los poderes del Estado. En La Pulseada, que cubrió el tema con noticias, crónicas y análisis, publicamos más de 100 notas entre las ediciones impresa y web entre abril de 2013 y marzo de 2014”.
2A. El naufragio de La Plata indaga en todos los poderes sin concesiones: reconstruye acciones e inacciones del comité de crisis comandado por Berni y Casal, del municipio de los hermanos Bruera y cada una de sus delegaciones, de los gobiernos nacional y provincial, de los juzgados, fiscalías y defensorías involucrados. También cuenta el derrotero del tema en los ámbitos legislativos, donde se pusieron en escena comisiones investigadoras que funcionaron sin pena ni gloria y ni siquiera fueron capaces de interrogar a los máximos responsables de la tragedia. Y otro gran aporte: no se olvida de la responsabilidad de las empresas privadas, ya sea las prestadoras de servicios públicos, como EDELAP, las patronales de algunas de las víctimas —como Mandelbrot, en el caso de Josué, entre otras— o el Hospital Español, que antes de ser impugnado por las muertes de pacientes internados allí se benefició con ayudas millonarias que el Estado no dio a sus propias instituciones de salud. Josefina López Mac Kenzie y Martín Soler conocen de principio a fin cada expediente, la trayectoria de las asambleas barriales y las historias de muchísimas víctimas y sus familiares, sin atarse a ninguna versión más que la propia, construida a partir de cientos de testimonios recogidos y páginas leídas.
El 2A es el 2 de abril de 2013, cuando buena parte de La Plata quedó bajo el agua y se incendió una bomba ubicada a pocos kilómetros, llamada Destilería YPF. El naufragio es lo que vino después: la falta de respuestas en una ciudad que vive en riesgo de inundación, el manoseo del listado de víctimas y los “Teatros de Cámara”, como llaman los autores a los honorables simulacros de investigación. El 2A es un hito en la historia de la capital bonaerense; marca un antes y un después. El libro editado por La Pulseada, el quinto publicado sobre el tema, es el primero basado en una investigación periodística y es esclarecedor. La pesquisa se inscribe en la mejor tradición del periodismo argentino: es extensa y profunda, rigurosa con los datos, comprometida con las víctimas e implacable con los poderes públicos. Y todo el trabajo gráfico del libro está a su altura, empezando por la portada, en la que Juan Bertola —autor de una emblemática tapa de esta revista en mayo de 2013 y de las viñetas del proyecto “Prohibido olvidar”— sintetiza en una imagen continua, interminable, las distintas escenas, reclamos y sensaciones que el agua sacó a flote a partir del 2A.
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